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Abrí los ojos de golpe y pude sentir una punzada en el pecho, ese extraño dolor que llegaba cuando sabias que tenias que recordar algo y no lo recordabas. Aventé las cobijas de lado y me puse en pie con ràpidez, para dirigirme al tocador. Pude ver mis ojos un poco irritados gracias a la película que pase viendo gran parte de la noche, suspire. Era sábado este día no debía ir a trabajar, entonces… ¿Por qué sentía esa extraña sensación? Me metí a la ducha y fue en ese momento en el cual recordé, que había quedado de verme con Maximo.

Sin duda alguna ya me había retrasado por algunos minutos, pero no imaginaba que eso fuera un problema. Siempre me habían dicho cosas como: “Siempre has esperar a un hombre, para que muestre mas interés en ti”. Ese tipo de frases me parecían un tanto estupidas, porque a mi, me estresa el hecho de que me dejen esperando.

Termine de arreglarme y me dirigí al café en el cual siempre nos encontrábamos. Si, lo admito, me encuentro un tanto nerviosa, pero, eran esos nervios los que te hacían sentir especial y… ¡Olvídalo Natie!, me repetí una y otra vez. No podía ponerme nerviosa por el simple hecho de tomar un café con un “amigo”. Tome un poco de aire antes de entrar por la puerta cristalina y en un instante me encontré con su impecable sonrisa y su mirada cautivadora, le dedique una sonrisa nerviosa y me acerque a paso firme hacia el.

Era un dia de los que daba gusto salir a la calle. Esa mañana me desperté contenta , desayunando un poco de cada cosa y feliz de saber que a la noche iba a ver a Alexander. Desde que estaba con el me sentía mas feliz que nunca. Mire como todas las mañanas el periódico mientras desayunaba viendo que noticias habían ese día y ninguna alarmante. Me di una ducha y me vestí para salir a la universidad.

No tarde mucho ya que a veces cuando iba a trabajar tenia que ducharme en menos de dos minutos para llegar a tiempo y ya estaba mas que acostumbrada.Sali a la calle con mis libros en el bolso y me puse las gafas de sol. La universidad estaba algo lejos pero por desgracia no tenia coche para llevarme, pero andando era mas sano, y podía pasear mientras y ver todas las tiendas. Aunque en ese momento me pare viendo a lo lejos una figura conocida , era Alexander. Una sonrisa se me dibujo en la cara mientras caminaba hacia el. Muchas veces pasaba a por mi para llevarme el hacia la universidad y hoy, lo habia visto en la calle igual que siempre. Cada vez estaba mas enamorada de el.