Buscando a una amiga [?] [Luca Vercelli]

Rosse una Doll rubia, alta, delgada, sofisticada, de ojos gatunos, azulados, de cabello dorado y largo, de piel nívea y tersa se paseaba sobre las calles de la ciudad hasta recibir la llamada de una de sus mejores amigas, aquella chica le pedía que pasara por ella a una de las suites de aquel lujoso hotel, sin pensarlo la seductora dama en su caminar se encamino a dicho hotel ya que estaba cerca, entro y se dirigió a recepción, su mala suerte fue que su amiga aun no se había desocupado, al parecer tardaría un poco más de lo previsto, cosa que le enfadaba hasta cierto punto pues tendría que esperar, aburrida y sola…

Pavoneandose la exquisita rubia se acerco hasta un sofá rojo, lo cual contrastaba con su atuendo negro y corto, cruzo sus piernas con detemiento, lanzo unas cuantas miradas al lugar, pero aún nada era de su completo interés, acomodo su cabello un par de veces, acaricio su cuello una vez, esperando que alguien entendiera que aquella bella dama no era una mujer cualquiera, sino que esta era una bella doll, ¿Y como es que sabrían aquello?, fácil, así como las doll localizaban con facilidad a un adinerado mafioso, de la misma manera un mafioso localizaba a una doll…

Su móvil sonó una vez más con su tango favorito, el tango de roxanne, aquella miro el mensaje de texto que por supuesto era de su amiga, lo leyo con detenimiento entre murmullos para ella misma… -Amiga:: Querida me llevara más tiempo, diviertete un rato y se mala baby, besos…- Cerro el móvil y este salió volando, estampandose contra el suelo, Rosse a punto de levantarse vio a un sujeto frente a ella, ¿Sus intenciones? aún no eran claras, así que espero ansiosa a sus palabras…

Caminaba por los pasillos de hotel, a paso firme, con gesto calmado. Estaba de buen humor, aunque su gesto no lo reflejase. Era fascinante lo que los hijos que creían que su parte de la herencia era demasiado pequeña podían hacer. El chico con el que se había reunido, un muchacho casi imberbe, que superaba la mayoría de edad de milagro, le había ofrecido medio millón por liquidar a su padre, un pez gordo de no se que empresa farmacéutica. Según le había contado el muchacho, su padre firmaría un nuevo testamento en las próximas 72 horas. El plan era matarle a él primero, y después, organizar un intento de asesinato contra el chico. Una pantomima que alejara de él las sombras de la culpabilidad, y que a la vez las acercase a la directiva de la empresa. Era un tanto ridículo, pero bueno, el dinero manda. Además, si le pillaban, estaba seguro de que no le delataría como autor material del asesinato. Contaba de su lado, del lado del Norte, con algunos de los mejores abogados de toda la Ciudad del Viento. Eso, y que probablemente no llegase vivo a declarar.

Iba sumido en sus pensamientos, dándole algunas vueltas más a la información del chico, del lugar del asesinato, de la forma de ejecución. Nada demasiado difícil u original. Tan sumido en sus pensamientos caminaba el italoamericano que no reparó en la chica que estaba sentada en el sofá rojo, cuyo vestido contrastaba perfectamente con su asiento, y se compenetraba perfectamente con el atuendo de Luca. Un traje negro, italiano, sobrio y elegante, de corbata negra. Un atuendo perfecto para pasar desapercibido. La elegancia para no desentonar en un hotel de lujo y la discreción para no llamar la atención de ojos curiosos. No reparó en ella hasta que se vio obligado a bajar la vista cuando el móvil de la mujer cayó a sus pies, junto a su zapato. Observó primero a la mujer, repasándola con la mirada de forma poco discreta, y llegando a la conclusión de que era una Doll. Después, como un resorte, bajó su cuerpo y recogió con su diestra el móvil.

- Tenga cuidado, señorita.- reprendió con calma y sin demasiada intención Luca, tendiéndole el teléfono tras quitar un pequeño pelo que había quedado adherido a la pantalla. Era bastante

Valla un mafioso, cruzo por su mente, el porte, el misterio, pero no estaba acompañado por ninguna doll o por alguna callejera, lo cual sería ridículo puesto que una callejera en un lugar de lujo no era bien visto, era vulgar tan solo en pensar aquella idea, así que estaba solo, quizás estaba de negociosos, turbulentos claro, pero que importaba, estaba solo y el primer paso ya estaba dado sin querer, le miro y sostuvo su mirada, sus orbes azules le miraron intensamente mientras que sus labios dibujaron una cálida sonrisa seductora llena de encanto…

Aquellas palabras sencillas y varoniles fueron las que sacaron a aquella fémina de sus pensamientos… -Gracias…- Deslizo su mano suave y nívea por la mano del joven, sujetando su móvil se puso de pie, con su mano libre hizo caminar sus dedos sobre la corbata de aquel hombre, sin difuminar aquella sonrisa traviesa dijo casi entre murmullos… -¿Puedo saber el nombre de mi héroe?-

- Luca Vercelli.- se presentó el hombre ante la Doll, con su voz grave, calmada. Los gestos de la mujer no le pasaron desapercibidos. No le habrían pasado desapercibidos ni siquiera a un ciego. Luca sonrió a la mujer, con ese gesto suyo típico, encantador y ambiguo. Con su diestra, ahora despojada del móvil, tomó la mano de la mujer, la alzó y la llevó a sus labios, donde depositó un suave beso en el fresco y aromático dorso de la mano. No era una persona demasiado romántico, pero siempre le había resultado divertido este juego. El juego de los gestos excesivamente educados y caballerescos. Desconcertaban a las mujeres. Un pasamiento tan banal e infantil como entretenido. Tras el ligero beso, liberó la mano de la mujer, sin borrar su sonrisa. No era raro ver a una Doll en el hotel (lo raro era más bien no verlas), pero sí era extraño verlas sin compañía. Siempre iban acompañadas de algún hombre, o en su defecto, de otras Dolls. Curiosa la soledad de la mujer. Curiosa, aunque no más que otras extravagancias propias de la ciudad.- ¿Y qué hay del nombre de la bella dama en apuros?

Teniendo su nombre dibujo una sonrisa, aquel beso sobre su mano, fue adorable ya que habías tres tipos de hombres, las que las trataban como tontos, las que las trataban como zorras y el tercero los que se disfrazaban de caballero y las trataban como si fuesen algo 'especial', su mano varonil y suave, aquel tacto aun relucía en la piel de la joven, con una sonrisa marcada respondió aquella pregunta… -Un placer Luca… Mi nombre es Rosse Douzo…Pero tú puedes llamarme como quieras…- Al termino de aquello se acerco aun más a el colgando su mano diestra sobre el hombro de aquel acariciando su cuello con las yemas de sus finos dedos…

Aquella doll no perdía con preguntar, si estaba por placer ya iba siendo hora de la invitara a su habitación, si estaba de trabajo ¿Que mejor forma de celebrar cuando este hubiera terminado? Oh si aquella doll se encargaría de traerle diversión pero antes tenía que preguntar- ¿Place o negocios monsieur?- Una corta pregunta mientras hacia viajar sus manos por el pecho de Luca… Ya esta en compañía de alguien corta o no se divertiría el lapso que durara mientras su amiga mimada terminada su 'encantador trabajo'…