Policias / Investigadores }

Estaba saliendo de la comisaría, andando sin prisa alguna, era el momento de patrullar la ciudad, como iba solo, tenía mucha más libertad de acción y nadie podía controlar que hacía o dejaba de hacer. Caminaba hacia su vehícuo de patrulla, el de la policía. Ese coche tenía un problema, patrullase donde patrullase, daba mucho el cante y la gente vigilaba mucho más. Iba vestido con una camisa manga corta de color azul, un poco ancha, no tanto como las hawaianas, pero casi. Pantalones cómodos, unos zapatos relucientes, tan brillantes que parecían nuevos. Abrió el coche, dejando su chaqueta en la parte trasera y posteriormente se subió al vehículo. No arrancó sin antes colocarse sus gafas de sol favoritas, era su costumbre ponérselas siempre que salía de patrulla.

Antes de arrancar, volvió a parar el coche, abrió la puerta y se dirigió a la parte trasera, donde abrió la puerta y comprobó que efectivamente si estaba su rifle en el maletero, con tres cajas llenas de cartuchos. Al llegar otra vez al lugar del piloto, se sacó el cinturón donde llevaba adheridas dos fundas para sus dos berettas grises, solo con una pequeña parte de color negro, miró que estuvieran bien puestas y las dejó en el asiento del copiloto, sin ponerse el cinturón, arrancó dirigiéndose hacia zonas donde acostumbraban a sucederse robos, ataques violentos y tráfico de drogas. Si eran del Sur, iban a cargarse una buena, se los llevaba a comisaría hasta que alguno de sus familiares pagaba la pequeña fianza para dejarle salir del cuartelillo de dentro ese mismo recinto.

Pero si eran los del Norte, siempre les encubría de alguna manera o de otra, simulaba que se los llevaba, pero a la hora de la verdad los llevaba a su casa y todo se quedaba ahí, era lo bueno de hacer esto, conocía mucha gente importante dentro de la banda del Norte, pasaba información a Dylan, el jefe y este le daba buenos ingresos. Además, había una cosa más, la hermana pequeña de Dylan, Helena. Simplemente verla, todos sus sentidos estaban solo atentos de ella, era una chica guapísima y encantadora, nada le gustaba más que verla sonreír después de uno de los muchos regalos que le hacía, pero ella los merecía, quizás dentro de poco la invitaría a salir, aunque dudaba mucho de si pedirle cita o no. Mientras todas esas cosas pasaban en su pensamiento, él ya se había adentrado en la zona donde tendría mucho trabajo - Bueno, a ver si almenos me distraigo - Puso la radio y empezó a escuchar una emisora que a él le gustaba bastante mientras iba poco a poco vigilando cada detalle del barrio y la calle.