Noche de fiesta [Alessandra Portobella]

El ambiente estaba en la cima de la noche. Lleno de personas a rebosar que hacían la noche mucho más divertida de lo que una podría llegar a pensar. Me había pasado un buen rato bailando, y ahora mi cuerpo me pedía un trago. Necesitaba recuperar el líquido perdido y seguir con la fiesta. Por lo que me fui directa a la barra a por una copa a la que llevarme a la boca. Me pedí algo fuerte con fresa, no recuerdo el nombre. Era algo ruso que nunca antes había escuchado. El barman era nuevo y me había ofrecido como cóctel diferente ese. Lo único que había entendido era lo de la fresa, y como eso me gustaba, me lo pedí sin dudar.

Mientras el camarero trabajaba en ello, yo apoyé mis codos en la barra, mirando a todas las personas que allí estaban. Las que estaban sentadas en las mesas tomando algo con más tranquilidad y las que estaban bailando de manera sensual encima de la pista de baile. Moví mi cabeza para ahuecarme mejor el pelo. Sabía que tenía algún que otro admirador pendiente de mí en ese momento, así que les dediqué un guiño coqueto.

Hoy no sabía donde estaba Rodrigo pero no había venido a por mí. No me iba a quedar en casa ni loca. Fui hacía una discoteca cercana a mi piso, no en la que trabajaba, pues necesitaba algo nuevo y por suerte hoy tenía libre el día. Necesitaba una buena fiesta, sin dueño y sin gente cercana que pudiera chivarle a Rodrigo, por eso decidí irme a esa. Sabía que era difícil aislarme de ese ambiente, pero lo intentaría.

Entré por la puerta como una pequeña reina. Sí, para suerte la mía estaba a rebosar de gente, eso era lo que quería. Dejé mis cosas en el ropero. Para seguido ponerme en el medio de la pista como pude y bailar como loca divirtiéndome y sin importarme nada en ese momento. Mi cuerpo se movía al son de la música. Mientras que algún que otro chico me rodeaba bailando conmigo, pero yo ni si quiera les miraba y seguía a lo mío.

Una vez terminó esa gran canción me dirigí hacía la barra, necesitaba un trago tanto baile me había dejado seca. Después volvería a la carga. Una vez en la barra escuché como el camarero hablaba con una chica ofreciéndole un coctel - ¿De qué es el coctel? - Pregunté ni corta ni perezosa, pues si me interesaba lo cogería sin pensarlo.

-Caipiroska alla fragole, no sé si lo has probado alguna vez- le contesté yo cuando el barman me dejó el cóctel y se fue a tomar notas a otros clientes. Yo cogí mi vaso de bebida y le dí un buen trago, dando a entender que esa bebida era mía. Hacía demasiado calor como para beber lentamente. Aunque también era verdad, que de esa manera subiría muchísimo más de lo que debía-. Si quieres uno, puedo llamar al camarero y que te ponga otro.

El ambiente iba creciendo, iba llenándose de más personas deseosas de pasar un buen rato. De beber, de divertirse, de bailar, de relacionarse entre ellos... Una podría ir al baño y siempre pillaba alguno montándoselo entre los váteres o el mismo pasillo. Había quien le gustaba el exhibicionismo.

Volví de nuevo la vista hasta la chica que tenía en frente. Aunque pensara en algo, no creía que la hubiera visto nunca en otro lugar. Por lo que acabé tendiéndole la mano y presentándome-. Megan Anderson-. al menos sería educada.

Negué ante su contestación. Nunca lo había probado, ni si quiera me sonaba aquel nombre que me acababa de decir. Pero siempre había una primera vez para todo y cuando vi como el camarero se lo entregaba a aquella chica, tenía buena pinta. Así que esperaría a que el camarero volviese hacía nosotras para pedirle el mismo coctel, pues se acababa de ir hacía un grupito que levantaron su mano para que fuera hacía ellos, y como yo no estaba decidida le deje ir - Sí, hay que probar todo en esta vida, ahora cuando venga pediré uno. Tiene buena pinta - Dije con un pequeño guiño de ojo, sin más intención.

Mientras que venía o no el camarero me apoyé en la barra mirando hacía la pista que estaba a rebosar de gente y cada vez más y más ebrios. Esto me gustaba. Amaba la locura. Y con el alcohol se podía llegar a hacer demasiada locura. Volví mi vista hacía la barra pues no quería que se me colarán ya tenía claro lo que iba a pedir. Cuando el camarero estuvo desocupado levanté mi mano e hice un pequeño gesto con ésta para que viniera y poder pedirle - Un coctel de lo mismo que… la señorita - Dije al fin. Pues no sabía su nombre y por no ser mal educada señalándola con el dedo hice un pequeño gesto de cabeza para que supiera a que me refería. Comenzó a hacérmelo.

Mi cabeza giró mirando a la chica que tenía en frente al escuchar como se presentaba, sonreí - Alessandra, Alessandra Portobella - Me presenté tendiendo mi mano para apretarla con la suya en modo de saludo - Encantada Megan - Dije con una sonrisa en mis labios, mientras que pensaba de donde la había podido ver, pues me sonaba.